viernes, 9 de abril de 2010

Un recorrido por su infancia y juventud



Idolatrado u odiado, el hijo del español canario Luis Betancourt y de la criolla Virginia Bello, que vino al mundo un 22 de febrero de 1908, el año en que el gobierno de Venezuela pasó de las manos de Cipriano Castro a las de Juan Vicente Gómez (es decir, de una dictadura a otra), llegó a ser un individuo fuera de lo común. La condición de hombre que fue Romulo Betancourt, la llegó a resumir Mariano Picón Salas en este sencillo refrán criollo: Era de los que las coge al vuelo o las para en el aire.

Romulo Antonio Betancourt Bello nació en Guatire, en la casa número 3 de la calle Bolívar. En este pueblo rural, piadosamente bautizado con el nombre de "Santa Cruz del Valle de Pacairigua y Guatire" ya que por los años del 1700 se asienta alrededor de una capellanía de haciendas de campo, vivió Romulo hasta la edad de 11 años, cuando en 1919, junto a sus padres, sus hermanas y su tio Luis Bello, se traslada a Caracas.

Su ciudad natal y Pacairigua siempre estuvieron presentes en la memoria de Romulo Betancourt, aunque nunca regresó a vivir allí. Cuando fue presidente de la República le construyó obras públicas de importancia, como el grupo escolar "Elias Calixto Pompa", así como su principal iglesia. Con motivo de la conmemoración de sus 50 años de vida pública, donó los terrenos del patio de la casa donde vivió su infancia, que antes le habían sido cedidos por AD, a la Biblioteca Nacional con el mandato de que allí se construyera una biblioteca pública en honor de sus padres. Pacairigua fue el nombre escogido para su última casa de habitación en Caracas, hoy en día sede de la Fundación Rómulo Betancourt que guarda su archivo y su biblioteca personal.

Su amor a Guatire es indisoluble de su amor familiar. Fue el pueblo donde nació su madre, Doña Virginia Bello Milano de Betancourt, sus hermanas Maria Teresa "Tetete" la mayor de la familia, y Helena, la menor. Y el que acogió a su abuela y a su padre, los canarios Maria de Betancourt y Luis Betancourt García. Su familia tuvo influencia fundamental en el perfil humano del biografiado, y no menos en su vocación de periodista, escritor y político.

Pero fue ya en Caracas, cuando Betancourt emprendió su vuelo intelectual y político. De a poco se fue formando una verdadera conciencia de la situación venezolana, al contacto con sus amigos y compañeros de estudios, así como de lecturas periodísticas y de buenos libros políticos de autores nacionales e internacionales. Su preocupación por el drama nacional, se incrementó al iniciar sus estudios de secundaria en septiembre de 1920, en el liceo Caracas, el único plantel en aquél tiempo, dirigido en ese entonces por quien sin duda llagaría a ser una de las más significativas expresiones intelectuales del siglo XX venezolano, el escritor Romulo Gallegos.

En sus años como bachiller y universitario, entre 1920 a 1928, Betancourt le entró de lleno, ávido y voraz, a la lectura y la escritura. Se aventuró con varios cuentos y, aún sin terminar el bachillerato, el maestro Gallegos lo escogió para reemplazarlo en la cátedra de Literatura cuando éste tuvo que viajar a España. A ratos presumía que su destino sería el de novelista. Su primera producción literaria fue el cuento "Erase un poeta", publicado en la revista Kronos de Caracas, en 1924. No fue, sin embargo, la literatura su fuerte; sus escritos no impresionaban, eran barrocos.

Primer Exilio



Betancourt se mantuvo dos meses bajo la clandestinidad, el 6 de junio decide escapar hacia la isla de Curazao. Dedica mucho de su tiempo al estudio de la historia latinoamericana, de las fuentes del pensamiento socialista y al conocimiento de las obras relacionadas con la penetración imperialista en los países latinoamericanos. Allí también decide formalizar su militancia en el Partido Revolucionario Democrático (PRD), una organización marxista de izquierda radical. Luego de 4 meses se separa del partido, después de haber sido criticado de comunista.
En 1929 visita Colombia, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Trinidad en busca de formar una coalición conspirativa de invasiones armadas con los viejos militares en el exilio para derrocar la dictadura de Gómez, así como buscar financiamiento económico en dichos países.
En República Dominicana se unió a un grupo de caudillos exiliados que pretendían viajar a la isla de La Blanquilla, con el fin de sumarse a la expedición que a bordo del crucero Falke liderado por Román Delgado, busca desembarcar en Cumaná. El propósito era invadir el país y derrocar a Gómez. Pero Betancourt embarca en una embarcación de nombre La Gisela, que zozobró antes de alcanzar la meta, salvando quizás, a sus tripulantes, del destino que corrieron los que lograron llegar a Venezuela: la cárcel o la muerte. Tras el fracaso del movimiento insurreccional, viaja a Costa Rica, donde conoce a la que será su futura esposa, Carmen Valverde.
En 1930 participa en la creación de la Alianza Unionista de la Gran Colombia. Viaja a Perú y Bolivia donde fortalece vínculos con el Partido Aprista.
En 1931 funda en Barranquilla la Alianza Revolucionaria de Izquierdas (ARDI), partido que el mismo Betancourt describió como izquierdista y socialista. En ese momento también confronta a los grupos marxistas-leninistas formados por los desterrados venezolanos en México y La Habana, al sostener que:
La revolución contra el gomecismo no puede basarse en la obra exclusiva de la clase obrera, sino a una alianza de clases.
Betancourt había decidido quedarse en Costa Rica hasta su regreso a Venezuela, y así fue, pues tenía una gran simpatía con el gobierno liberal costarricense. Sin embargo, en 1933 el gobierno de Costa Rica emite una orden de expulsión de Betancourt del país, siendo fichado de comunista. Betancourt no acató la orden y vivió en la clandestinidad en ese país por el resto de su estadía.
En 1934 contrae nupcias con Carmen Valverde, de cuya unión nacerá una hija: Virginia Betancourt Valverde, su único descendiente. El 17 de diciembre de 1935 Gómez muere en la presidencia, Betancourt regresa al país el 5 de enero de 1936.

Segundo Exilio

En Chile Betancourt vivió su segundo exilio, que duró menos de un año y medio. Allí gobernaba un presidente simpatizante del biografiado, el dePedro Aguirre. En el país austral intensifica su producción de artículos de análisis y publicaciones acerca de la situación venezolana, también comienza en sus escritos un período de reflexión por la situación americana y mundial, ante la constante expansión del fascismo de Adolf Hitler, de la cual Betancourt sostuvo la tesis de la unión latinoamericana e interamericana de fuerzas, en caso de alguna amenaza de invasión nazi en el continente americano.
Aún en el extranjero, Betancourt siguió constituyendo las directrices que seguían los representantes del partido pedenista en Venezuela. Fueron varias las cartas enviadas por él al presidente López, en las que apelaba a la decisión de no legalizar el partido, así como ratificando su condición de demócrata de izquierda moderada, no comunista. En una carta a López Contreras, le dice enfáticamente:
“Señor Presidente: le escribo solicitando de su gobierno la visación de mi pasaporte, para regresar legalmente a Venezuela lo más pronto que me sea posible. No creo ni siquiera necesario insistir en cuál es mi posición ideológica. Usted la conoce desde hace tiempo, y sabe que nada, absolutamente nada, me liga a la Internacional Comunista, ni al llamado Partido Comunista de Venezuela. Tengo una confesa y definida posición democrática, que no colida con el espíritu ni con la letra de nuestra Carta Constitucional”.
Rómulo Betancourt




Nunca faltó el momento en el que no dejara de promocionar la doctrina de izquierda democrática integracionista del PDN. En diciembre de ese año pronuncia su discurso de visión de unión latinoamericana en el Teatro Capoulicán de Santiago de Chile. Seguido de esto dictaría varias conferencias en la Universidad de Chile y otras cumbres de partidos socialistas. Allí también establece vínculos con dirigentes del Partido Socialista Chileno, entre quienes figuraban Salvador Allende y Arturo Alessandri. De esta manera Betancourt logró fijarse como una personalidad prestigiosa y respetada dentro de la izquierda latinoamericana.
Tras abandonar ese país en enero de 1941, los socialistas chilenos le rinden un homenaje de despedida. Pero antes de regresar a su patria, permanece un mes entre Argentina y Uruguay, a fin de dictar unas conferencias en la Universidad de la Plata y la Universidad de Concepción, también recibe homenajes en ambos países.

Ascensión al Gobierno



Rómulo Betancourt había participado en pleno en la conspiración contra el gobierno medinista, y posteriormente como líder del movimiento, que se dio tras el pacto clandestino de una parte del alto mando del Ejército personalizado principalmente bajo las figuras de los mayores Marcos Pérez Jiménez, Carlos Delgado Chalbaud y Mario Vargas con la dirigencia de Acción Democrática.
Finalmente el 18 de octubre el complot se llevó a hechos, tras la negativa de Medina Angarita de otorgar la legalización del sufragio libre y el lanzamiento de la candidatura de Biaggini. Los militares y civiles involucrados en el movimiento hicieron estallar un golpe de estado que fue imposible detener.
El 19 de octubre a las 8 pm se procedió a firmar el acta del nuevo gobierno, sería a través de una Junta Revolucionaria de Gobierno como se restituiría el hilo constitucional y a su vez como se propiciarían los cambios considerados necesarios por la junta. Ese día se constituyó en el Palacio de Miraflores la junta cívico-militar, que cumpliría las funciones del Poder Ejecutivo de la Nación y estaría presidida por Rómulo Betancourt, e integrada por los civiles: Luis Beltrán Prieto, Raúl Leoni y Gonzalo Barrios y por los militares: Mayor Carlos Delgado Chalbaud, y Capitán Mario Vargas.